El 18 de Julio es el día mundial del perro pero este año lo celebraré sin mi Perrito. Esta mañana ha muerto poco después de cumplir 16 años. Mi perro se llamaba Juan, como yo. Puede parecer absurdo pero tiene una explicación totalmente lógica. Si tienes 2 minutos te lo explico, es una curiosa historia, tierna y metafórica.
Año 2001
Todo empezó un día de mayo en que Alberto apareció en mi casa de calle Echegaray, en el centro de Málaga, con 4 perritos recién nacidos. Los había encontrado entre la basura. Escuchó un sollozo y alarmado (pensando que podría ser un bebé) busco entre las bolsas acumuladas hasta ver una caja de zapatos que contenía 4 cachorros recién nacidos.
En ese momento compartíamos piso Elena, Bea, Emilio y yo. Aunque los cachorros tenían pocas probabilidades de sobrevivir decidimos quedarnos con ellos. Dado que eran 2 hembras y 2 machos nos pareció lógico ponerle a cada uno el nombre de un habitante de la casa. De este modo queríamos repartir las tareas y que cada uno se implicara más en el cuidado del suyo.
Creo que Emilio no estaba en casa ese día y le contamos todo esto después. Dudamos si llamar al perro Emilio o Alberto. Finalmente se llamó Emilio pero no duró mucho, murió esa misma semana coincidiendo con el regreso de Emilio a Madrid por finalizar su trabajo en Málaga.
Luchando por crecer
Alimentábamos a los cachorros con un pequeño biberón y teníamos que masajearlos para ayudarles a evacuar. Una semana después aún parecían ratitas pero empezaban a salir del sombrero que les servía de cama. Empezábamos a acostumbrarnos a la rutina de alimentarlos cuando murió el perrito de Bea. Fue todo un drama. Bea (la humana) también volvió a su casa de Madrid.
Elena y yo nos quedamos en Málaga con los perritos Elena y Juan. Pero no estábamos solos, no tardamos mucho en encontrar unos fantásticos nuevos compañeros de piso. Elena se implicaba mucho con los perritos y merecía que su perrita viviera, pero no pudo ser. El cachorro Elena murió mientras la humana Elena la alimentaba entre sus manos con el biberón.
Sólo quedaba Juan. Al menos Elena humana no se había ido a Madrid… todavía. Al terminar el verano Elena se decidió a impulsar su carrera como actriz mudándose a Madrid. Allí sigue, haciendo realidad su sueño poco a poco, y me alegra saber que lo está logrando.
Podría parecer que me quedé solo en Málaga. La verdad es que pensé en mudarme a Madrid si mi perrito también moría. Pero no fue así. Además me ayudó a conocer a la mujer de mi vida ese mismo verano. El cachorrito de 2 meses fue la excusa perfecta para convencerla de que subiera a casa. Al conocer a un cachorrito tan mono se derretía. Lo abrazó y Él se enamoró de ella casi tanto como yo.
Un perro con muchos nombres
Ese verano pasó mucha gente por nuestra casa y se celebraron muchas reuniones de amigos. Un sonido se grabó en mi perrito Juan como símbolo de “hora de juego”. Se trataba del sonido de las chapas de cerveza al caer al suelo. Se volvía loco por encontrar la chapa y traerla para que se la lanzaras. Hasta hace muy poco aún estiraba las orejas y movía el rabo al verme abrir una botella.
Al poco tiempo decidí que era muy absurdo que mi perrito Juan tuviera el mismo nombre que su dueño. Al ponerle el chip lo inscribimos como ENANO aunque después votamos democráticamente el nombre y decidimos que se llamaría PERRITO. Hay quien no aceptó el resultado de la votación y aún hoy le llama Pacutxi…
Mis hijas lo adoran, desde que nacieron Perrito estaba ahí para protegerlas, darles juego y cariño. Él aprendió a compartir el cariño de papá y mamá con la recién llegada Mar. Perrito ya estaba acostumbrado a no ser el centro de atención cuando 6 años después llegó Julia (que lo llama Perrito Chulo). Inevitablemente les ha afectado la triste noticia que les he dado al salir del colegio pero lo han aceptado muy bien entre lágrimas. Son unas campeonas que siempre guardarán en su recuerdo a nuestro Perrito.
Pacutxi, que el dios de los perritos chulos enanos te tenga en su gloria perruna. Se fue un compañero de años. Siempre será recordado.
Maravillosa despedida a Perrito, una preciosa historia además de toda la familia.
Un abrazo para los cuatro.